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Mostrando las entradas de diciembre, 2024

Dolor Miofacial

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  El dolor miofascial una mirada humana al sufrimiento silencioso del cuerpo El dolor miofascial es una condición común pero muchas veces incomprendida. Se caracteriza por la presencia de puntos gatillo, zonas sensibles en los músculos que pueden generar dolor tanto local como referido, es decir, dolor que se siente en áreas alejadas del punto de origen. A menudo, este dolor se describe como una molestia persistente, punzante o incluso como una sensación de quemazón, que puede afectar la calidad de vida de quienes lo padecen.   Aunque no siempre es evidente a simple vista, el dolor miofascial puede convertirse en una barrera invisible que limita las actividades diarias, genera fatiga crónica y afecta el bienestar emocional. Imagina intentar concentrarte en el trabajo, jugar con tus hijos o simplemente disfrutar una caminata cuando un dolor profundo y constante ocupa tu mente y tu cuerpo.   ¿Qué causa el dolor miofascial? El origen de esta condición puede ser mul...

Una lucha silenciosa

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Dolor Mio facial en el rostro: una lucha silenciosa Por Noor Yahann ¿Cómo puede una enfermedad ser tan cruel? ¿Cómo puede definir tu día a día?  Cuando está enfermedad llega a tu vida, llega un punto en que incluso levantarte de la cama se convierte en una hazaña titánica. Los dolores son más agudos de lo que cualquiera podría imaginar, y no hay remedio. Pero quizás lo más devastador es la falta de comprensión. Nadie puede ponerse en tus zapatos; nadie puede caminar tus pasos. Nadie puede sentir tu dolor. Tengo muchos síntomas que realmente me invalidan. Que quizás con el tiempo valla describiendo en este blog. Sin embargo, a fuerza de llantos ocultos, sigo adelante.  Hoy quiero hablar del dolor miofascial, ese que se instala en los huesos de la cara, convirtiendo cada día en una batalla. El rostro como epicentro del dolor El dolor miofascial puede ser insoportable. En lo que a mí respecta y dentro de mí experiencia. Abarca el maxilar, la mandíbula, los dientes, los pómul...

Los sueños atorados en la vigilia

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Los sueños atorados en la vigilia  La luna parece un pálido disco difuso, el silencio hace muecas  sobre las sombras de la noche.  La soledad parece reinar cada espacio  y el reloj se adueña del silencio con su andar moribundo. Vengo a reinar la noche, en soledad en desvelos insidiosos, como para matar fantasmas del pasado, que no me dejan dormir. La noche se alza monstruosa, trayendo consigo los corceles funestos del estio. No hay donde huir... Las tormentas del alma se viven puertas a dentro. Y mientras pasan las horas  unas iguales a las otras, el tiempo no se detiene a ver mis despojos, ni lo que de mí queda. En vano cuelgo mis sueños  en un relicario sin nombre. En vano guardo en una caja susurros del viento.... Vuelo y caigo como tantas veces lo he hecho... Insomne me levanto nuevamente y el día me encuentra herida y desalineada sin haber dormido y con los sueños atorados en la vigilia. Noor Yahann  © Copyright  Derechos reservados  15/...

El minúsculo gesto de una sonrisa

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 El minúsculo gesto de una sonrisa... Abre las ventanas de lo que hoy comienzo a mostrar.  Una sonrisa que no alcanzas a vislumbra si es de alegría o tristeza...  Y casi siempre es la segunda. Una mueca imperceptible que incluso, intentas buscar detrás de unos ojos indescifrables.  Esa soy yo... Pálida y delgada, frágil y rota. ¿Te ha hecho sonreír alguna  vez la tristeza?  ¿Has estado tan miserablemente triste que has sonreído igual?  Cómo si doliera menos,  pero en realidad es es al revés?.  Es mágica la sonrisa  de una persona triste, la envuelve en un halo de melancolía mezclada con el arte de sus ojos. Hasta en los peores momentos la sonrisa se adelanta y abre las puertas a la melancolía. Quien me conociera profundamente leería mis ojos como un libro abierto.  Un libro infinito y cruel. Hablaría de batallas, de esas que los buitres aman, batallas épicas en las que la tierra se tiñe de rojo y por las noches, huele a muerte y la...

La superación de una enfermedad crónica

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  La superación de una enfermedad crónica es, en esencia, un acto de heroísmo cotidiano. Es vivir con el conocimiento de que la batalla no siempre tiene un final claro y, aun así, encontrar razones para avanzar.   El dolor, tanto físico como emocional, se convierte en un compañero constante. Pero lejos de ser solo un obstáculo, el dolor también es un maestro. Te enseña la fragilidad de la vida, pero también su increíble resistencia. Cada día que eliges levantarte, a pesar de las limitaciones, estás afirmando tu poder sobre aquello que intenta detenerte.   La verdadera superación no radica únicamente en "curarse" o eliminar el dolor, sino en transformar la relación con él. Es aprender a ver la belleza en los pequeños triunfos: una sonrisa que ofreciste, una tarea que lograste, una conexión profunda con alguien que entendió tu lucha sin palabras.   Vivir con una enfermedad crónica redefine tu visión del tiempo. Cada momento de alivio se convierte en un r...