En mis días más oscuros

 


En mis días más oscuros

No querrás verme en mis días más oscuros, donde el viento sopla fuerte y gobiernan los demonios. Donde intento levantarme y mí cuerpo solo sabe de derrumbes.

En mis días más oscuros la vida parece ser ilusa de un mejor mañana, y se tiñe de opaco lapislazuli la soledad que me atormenta. A la vera, la incertidumbre calla y se acobija bajo las mantas, mientras negros fantasma moribundos acechan como buitres alimentándose de mí dolor.

En mis días más oscuros soy lo que nunca quise ser, gobernada por la angustia y atormentada por algo que no puedo ver. 

No quiero que nadie me vea en mis días más oscuros, porque la dicha ajena se  alimenta de los despojos que quedan. Y el banquete es más delicioso caliente.

Mis días de gloria han quedado atrás, hoy, soy una flor marchita que va perdiendo pétalos al mínimo roze. No me veas en mis días más oscuros, pues la piel se ha vuelto pálida y mí andar, lánguido y lento se asemeja a los años viejos. La sonrisa la he perdido en el intento de subsistir y el brillo de mis ojos humedece mis mejillas.

Rota y marchita en mis días más oscuros lloro, por lo que quiero ser y no soy, lloro por lo quiero hacer y no puedo. Lloro porque mis fuerzas me han abandonado y no puedo levantarme, porque la batalla está siendo larga y mis vértebras, crujen, duelen y todo parece una tortura.

En mis días más oscuros sólo quiero estar sola, olvidar el mundo y sus miserias. Y dejar de respirar un minuto, si aquello quitara mí dolor maldito.

Y así escondida permanezco entre las sombras,para que nadie vea lo que me está costando vivir, respirar, caminar o simple llorar.

Fibromialgia y dolor crónico, una lucha diaria por la supervivencia.



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