La gente del submundo

 

La gente del submundo

La gente del submundo es aquella, a la que las ojeras se le extienden hasta las mejillas, la que tiene el rostro pálido y hundido. La que las noches de insomnio le traspasan hasta el alma. Han peleado tantas batallas que ya no las cuentan... 

solo las sobreviven. 

Parecen normales, pero sólo hasta cierto punto. Porque en realidad se le notan la batallas en el cuerpo, los dolores a flor de piel,. La soledad y el desconsuelo desborda en sus ojos, como canicas galacticas mojadas que no lloran, solo evocan tristeza.

Los que pertenecemos al submundo, vivimos la realidad que nadie nota, la dejadez, la soledad, el abandono, el hambre y el desprecio, porque todo pasa por la mezquindad de lo propio. Somos las almas abandonadas, que caminan con la decepción acuestas y el dolor incrustado como vidrios en las costillas. Todo duele. Todo hiere.

Somos la gente gris, la que se esconde para evitar preguntas o simplemente, nos volvemos invisibles a los ojos mortales. Somos tan grises que el rojo escarlata es lo único que nos queda bien, titila como un fuego encendido, como un corazón de papel o una cinta atada en la muñeca... Tenemos el alma rota y remendada, sin lugar a cura.

Pertenecemos al bastión de los insanos, los locos,los relegados, los que piensan distinto los que hambre les ha comido el vientre, los enfermos invisibles, bohemios y vagabundos... No hay límites...

Lloramos sin parar porque la vida nos ha abofeteado con fiereza más de una vez...

La gente del submundo es muda, a aprendido a callar y andar sigilosos incomprendidos por el mundo. Ahuyentados como gatos asustados en la noche. Saben más de dolor que cualquiera y están más rotos que un jarrón irreparable. Sin embargo, andan por la vida con pasos de algodón, como para que nadie escuche sus lamentos internos. Puedes verlos en cualquier lugar, en una esquina en una plaza, con un aire solitario que evoca fantasmas... Tal si vieras una obra de Tim Burton en vivo. Con sus negros y grises y una cuadro de amargura envuelta entre gasas de medianoche.

Ahora te pregunto, y tu... ¿Alguna vez pisaste el lado gris?



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