Dolor en el alma


 A veces los dolores del alma duelen más que los del cuerpo. Hay cicatrices que no se borran con nada y tampoco tienen cura. Hay cosas que jamás se perdonan, y situaciones que jamás se pueden olvidar, ni dejar atrás. A veces todo aquello se duerme en nuestro interior y seguimos por la vida parchados y dejamos que todo sea olvido, en profundo cajón de recuerdos malos. Pero de pronto la herida vuelve a abrirse como un desgarro entre la carne. Y dónde alguna vez hubo una cicatriz hay una herida más profunda que antes. Y vuelve a sangrar en lágrimas de sal. No podemos borrar nuestro pasado y el dolor vuelve y te das cuenta que los dolores del cuerpo, no se comparan con los del alma. Son más fuertes y más violentos, porque te torturan a cada momento. Hay pasados que no deberían ser recuerdos, deberían ser olvido mustio, sin embargo, como una conspiración unificada brotan y desarman tu vida, la que pudiste apenas volver a reconstruir con esfuerzos.

El lado oscuro de la vida comienza como una suave brisa y termina como un huracán destrozando todo. Las penumbras lo gobiernan todo y apenas sonríes porque la tristeza ha ganado terreno aún sin que tu lo supiera. Te sientes olvidada, menospreciada, aturdida, y sobre todo herida.

Llevas las marcas de la desolación y del abandono que no se ven pero se sienten y llorar es el único remedio para vaciar el corazón.

Y así empiezas otra ves a remendar lo desarmado, a sanar otra vez, a llorar una vez más por el destino imprudente.

No hay mas remedio que volver a empezar de nuevo.

Una vez más como tantas...

Noor Yahann 


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