Rota

 


Increíblemente rota, no hay lugar para otra desepción, nada tiene forma, ni color.

Los azules de mí alma han perdido su gracia. Me repliego como un ser moribundo evitando la luz. Aquel que no tiene solución y nada que perder. Es como si la vida hubiera perdido su sentido, y aquel destino para el que suponía que había nacido en esta vida, ya no lo es. 

No tengo propósito. Me levanto porque debo, y sigo el día sin pestanear.

¡Cuántas cosas han muerto en mí! Temo a lo que surja después. Cómo reparas un alma rota, como reparar un cuerpo roto. Vacilo en inquietudes y dolor todo el día. La necesidad de hacer algo se diluye con la primer puntada. Tengo miedo al dolor, el destruyó las barreras de mí fortaleza. Es mí gran enemigo.

Mañana no será distinto, beberé el café amargo de la vida, caminaré como moribunda por el mundo. Vacía, insulsa, quejumbrosa, intolerante y marchita. Así con el dolor en el borde de mis ojeras azules imborrables. Y dejaré ír un día más como tantos otros.



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