Tahir
El me quiere. No importa como este. Desbastada, alegre, dolida o simple triste. Me acompaña cuando estoy sola, y mientras estoy en compañía haces sus tareas de gato andariego.
Se acuesta a los pies de la cama y siempre me toca. Apoya su lomo y duerme sus sueños autoinmunes. Si le hago falta me llama como un loco enloquecido, hasta que me encuentran o escucha mí voz. Me conoce desde que abrió los ojos y hasta cuándo un dia sintió morir, pero yo lo agarré con fuerza y lo mantuve en mis manos y lo arrancaste de la muerte. Era una bola de pelos chamuscadita y pequeña, hoy mis brazos tiemblan al tomarlo como un niño entre mis brazos. Y lo necesito yo más a él, que el a mí. Sin embargo ahí está. Rozando mí pierna antes de dormir para sentirse seguro.
Jugamos a las escondidas y siempre me encuentran y a veces, por las noches cuando despierto, el lo hace conmigo. Me mira y me acompaña. Juntos de madrugada tomamos un té de manzanilla y luego volvemos a la cama. Que haría sin mí niño ojitos amarillos y piel de ébano reluciente!.
Me dejas que te bese y seguimos durmiendo juntos.
Un compañero inquebrantable
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