Cavando su propia tumba


 Cavando su propia tumba

Hemos aquí, todos juntos, viendo cómo alguien va a su tumba en el cementerio. No se dan cuenta, no lo sabe, pero cada vez que abre la boca va sacando una pala de tierra, y cada vez más abajo. No hay adjetivos para el narcisismo. Él seguirá cavando su fosa, echando la culpa al otro. Y, extrañamente, lo ayudan a enterrarse más. Las arpías de la mitología lo acompañan en función de su progreso. Se piensan ganadores de un engaño vil. Piensan que por ensuciar a otro ellos no quedarán salpicados. El mal jamás triunfa, y ahí van cavando todos su propia tumba. Escucho campanadas de entierro a lo lejos. Me pregunto si sabrán que es por ellos. La luz no se puede tapar porque a ellos les molesta. Sus acciones, su proceder, su manera de actuar los está llevando por camino de tinieblas... ¿Arrepentimiento? No existe en su vocabulario. ¿Disculpa? Tampoco... Los doctos, los señores, buitres con traje y ropa al tono, se mueven por los terrenos de la bajeza y la mentira. Pero nunca falta una foto para conmemorar la destrucción de otro. Engendros del mal, aquí no hay lugar para los soberbios defenestradores, envenenados de ira. No encontrarán terreno para florecer, porque nosotras sacamos las malas semillas de raíz.

Noor Yahann 



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