Cuando algo se rompe
Cuando algo se rompe
Hay cosas que no tienen reparación; una vez que se rompen, no hay vuelta atrás, aunque lo intentes. Sobre todo las cosas invisibles, esas que no puedes tocar, las que guardas dentro del corazón.
Una vez que el amor se rompe, se termina la fantasía, se termina la niñez y se terminan los lazos que unen las cosas invisibles.
Cuando se te destruye el corazón, no vuelve a unirse jamás.
La decepción que queda luego se adhiere a tus espaldas como una mancha negra.
Es un viaje de no retorno y cada vez estás más lejos.
El mundo se te hace el peor lugar para vivir.
Y comienzas a transitar por una senda absurda y nefasta.
Es difícil cuando se rompe el amor, cuando no tienes en quién apoyarte,
cuando el único sostén de tu alma se quiebra como un espejo,
cuyos trozos se convierten en esquirlas que rompen más que la carne: el alma.
Ya no tienes brazos que te cobijen de los fantasmas o de los lobos hambrientos.
El calor fraternal se convirtió en hielo y sientes que eres una carga pesada.
Ya te han tirado antes, ya te han abandonado y vuelves a la misma miseria de siempre.
Porque el amor no se piensa, se siente.
¿Cuál es el lugar de los amores rotos?
¿A dónde va el amor perdido?
¿Qué haces con tu corazón cuando está herido?
¿Cómo reparas lo que nunca rompiste?
¿En qué sendero te escondes para que no sigan comiendo de tu carne?
¿A dónde van las cosas rotas invisibles que no tienen solución?
La verdad es que todo lo cargas en una bolsa y lo sigues trayendo a cuestas.
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