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Mostrando las entradas de abril, 2025

La gente del submundo

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  La gente del submundo La gente del submundo es aquella, a la que las ojeras se le extienden hasta las mejillas, la que tiene el rostro pálido y hundido. La que las noches de insomnio le traspasan hasta el alma. Han peleado tantas batallas que ya no las cuentan...  solo las sobreviven.  Parecen normales, pero sólo hasta cierto punto. Porque en realidad se le notan la batallas en el cuerpo, los dolores a flor de piel,. La soledad y el desconsuelo desborda en sus ojos, como canicas galacticas mojadas que no lloran, solo evocan tristeza. Los que pertenecemos al submundo, vivimos la realidad que nadie nota, la dejadez, la soledad, el abandono, el hambre y el desprecio, porque todo pasa por la mezquindad de lo propio. Somos las almas abandonadas, que caminan con la decepción acuestas y el dolor incrustado como vidrios en las costillas. Todo duele. Todo hiere. Somos la gente gris, la que se esconde para evitar preguntas o simplemente, nos volvemos invisibles a los ojos morta...

Atorada en la burocracia de un turno médico

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  Atorada en la burocracia de un turno médico. Mí dolor no cesa desde hace mucho tiempo, pero en lo que va desde estos últimos meses, se ha transformado en una pesadilla. No puedo caminar, no puedo estar mucho de pie, no puedo estar recostada, pero, todo ello lo hago igual, a pesadumbre y lento. Cuando no soporto me recuesto un poco y luego sigo. Pase por guardia por el dolor agudo, "suero y ketorolac", eso tendría que haber solucionado el dolor (solo lo disminuyó un poco) y me enviaron a pedir turno con un traumatólogo al hospital y un nutricionista por el bajo peso. Hice ambas consultas de las que no saco "NADA" . El traumatólogo me dice que haga otra tomografía y que lo lleve a especialista de columna. Desde el hospital me preparan los papeles para la tomografía, para ir a un centro de Roca, fuera de mí ciudad. Cómo ahora todo se maneja por mensaje de texto,  yo debería pedir el turno y enviar la documentación. Y así lo hice, solicité el turno junto con la docum...

Cuando los días rojos se acercan.

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  Cuando los días rojos se acercan. No quiero despertar...  Apenas abro mis ojos, aparece la cara fantasmal de demonio que me habita, está esperando mí nivel de conciencia, como para arremeter sus espinosas torturas de la mañana. Se acercan los furiosos días rojos y como un preludio, se cobijan las negras sombras entre la carne. Es como estar en una sala de tortura, no sabes cuál será la peor, la más cruenta. Entonces cuando escucho los pasos por los pasillos de mí cuerpo, la locura y el temor acuden a abrazarme, como compañeras de desdichas. La maldición ha sido echada, una canción triste suena a lo lejos, y con ella mí vida diaria comienza, como un cuento de terror vivido en carne propia. Bajo los pies de la cama y comienza el primer calvario del día. Dolor crónico y Fibromialgia cuando los días rojos se acercan.

La desesperación de no saber a quien acudir.

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  La desperación de no saber a quien acudir No hay camino más angosto y pedregoso que vivir bajo el ala de padecimiento. Cuando el mal habita las aves huyen raudaz de temor. La soledad impera como una reina, de un basto imperio. Sombras de locura descienden por las noches, vasijas con lágrimas se ponen sobre la mesa y la incomprensión se esconde como para no molestar. No tengo fuerzas para luchar, eso es lo que pasa, estoy perdía en medio de un terreno pantanoso, sin brújula y agobiada de un dolor infinito Quizá el alma me duela más.  Esta vez no puedo salvarme, esta ves, la mujer guerrera ha sido vencida y el mundo la ha olvidado entre carnavales y aquelarres... Ciega, camino entre las sombras que me han capturado, no sé dónde ir, ni a quien acudir. Ya no se a donde más ir. Los tiempos se alargan y con él, el padecimiento que no termina, no se calla, no claudica. El veneno quizás sea el mejor remedio y dejaría de incomodar.  No soy rebelde, no quiero estar enferma, pero...